Junto a él un teléfono que no sonará.
Una sombra en la pared
por el reflejo de una lámpara.
Sobre el suelo una carta que no firmó
porque nunca la entregará.
Comienza a llover
y en la ventana se humedecen los recuerdos
que otra vez hacen llorar.
Se muerde los labios dejando escapar
el dolor que tenía en el alma.
En aquel aire melancólico
los recuerdos invocan un nombre
mientras se inventa su figura en la pared...
miércoles, julio 09, 1997
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