Quieres que suba al cielo
a pintarlo del color que a ti más te guste.
Y prefiero no discutir
porque arrojas un balde de lluvia en mi cara.
En el viento, mi música se detendrá
y correrá detrás de tu nube,
por la mañana.
Un día descubrirás que no estoy
pintando de azul el cielo de tus ojos,
y de rojo tu corazón.
domingo, abril 06, 1997
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