lunes, octubre 12, 1998

Un sueño

Estaba en un liceo, era como una sala grande en que estaba un curso sentado en bancos individuales, lo sabía porque estaban todos uniformados, las niñas con blusa blanca y falda gris y los muchachos con pantalones negros y camisa blanca. Estaba buscando una sala con alguien que parecía mi compañero, él entró a una de las salas que estaba en una de las puertas que rodeaba esta sala, yo no quise entrar, él abrió la puerta y se encontró con la sorpresa de que eran sólo niñas, pero sólo se dio cuenta cuando ya estaba dentro de la sala y lo empezaron a molestar. Yo estaba afuera riéndome y moviendo la cabeza asintiendo lo tonto que era él mientras le cerraba la puerta a su espalda. Dentro de la sala se sentía como lo molestaban y que le pedían besos o cosas por el estilo.

Yo seguí caminando rodeando la sala grande y miré a unas niñas que estaban sentadas y que también me miraron, para que no me dijeran algo abrí una puerta de vidrio de derecha a izquierda, era de corredera, que estaba a mi lado y cuando me disponía a entrar me di cuenta que era una sala chica de esas para conserje, esos que hacen aseo, porque habían traperos, ceras, paños sucios, y cosas así, las niñas que estaban allí se rieron y yo también mientras le decía - eso me pasa por reírme de mi compañero, ellas me dijeron que sí.

En eso aparece un profesor que mira donde estoy parado y grita - ¡qué está pasando ahí! -, yo me agacho y tomo un cuaderno de las niñas y hago como que estoy escribiendo, se acerca un poco y me dijo - usted joven salga de aquí -. Yo le respondí que yo no estaba haciendo nada y él me dijo de nuevo que saliera. Le entregué el cuaderno y el lápiz a la niña y ella me dijo - No me anotó tu número de teléfono. Yo le respondí que no pensaba que lo quisiera, entonces me devolvió el cuaderno para que lo escribiera y el viejo me volvió a decir que me apurara en salir. Yo le dije a la niña que después se lo daba porque sino la podrían retar a ella también, que me lo pidiera afuera en el recreo si me veía, ella me mira con un poco de desilusión creo, mientras iba saliendo le decía que yo la iba a esperar para dárselo, en eso mi compañero estaba recién saliendo de la sala mientras le tiraban cosas.

No sé cómo me caí, creo que me tropecé la cosa que estaba en el suelo, estaba semi inconsciente pero mientras me reponía me di cuenta que estaba sobre mi lado izquierdo y también que estaba rodeado por personas y por un joven que parecía médico, por lo menos estaba con un delantal blanco. Y le pregunté que me había pasado, y él me respondió que - ¡Vas a tener una guagua!, - ¡Qué!, Le respondí extrañado, mientras me miro la panza porque me había desabrochado la camisa el médico, y le digo - ¿Cómo, si no se me nota?.

Al parecer no me extrañó que yo, siendo hombre, iba a tener una guagua, lo que me extrañaba era que no se me había notado. En eso me da un gran dolor en todo el cuerpo, inmediatamente el médico me baja los pantalones mientras me decía que iba a nacer en ese momento. ¡Qué!, Le respondo nuevamente casi desesperado. Lo veo tirarse las mangas del delantal hacia arriba y me mete la mano por atrás. Siento la sensación de la mano dentro de mí, y luego mete casi completo el brazo, después de un momento lo empieza a sacar... ¡Desperté!

domingo, octubre 04, 1998

Mi walkman y yo

El teléfono, la tv, la pared, mire a todos lados a mí alrededor y todavía no entiendo nada. Tener todo, todo y no lo quiero, no quiero nada. Por lo menos esta vez, voy a tratar de poner un poco de plata en el banco, para largarme y así no tener que esperar el estar solo para poder llorar tranquilo, que no me moleste la presencia de los demás, de nadie.
Sólo quiero largarme y no sé adónde, mucho de todo ésto está en mis ganas de hacerlo, y al final, como siempre, como muchos, no hago nada para que cambie. Yo, me estoy muriendo por dentro, siento que me explota el pecho. Una angustia que me está matando, y que a pesar de lo mal que me siento puedo cínicamente hacer como si nada me pasara. Puedo mentirles a los demás, que sólo es por un dolor de cabeza y nada más...
Creo que en este sillón lloraré simplemente como un estúpido, tratando de convencerme que me puedo desahogar, que puede salir de mi mente toda la basura que tengo dentro. Por momentos, me siento un poco mejor, y siento un poco de tranquilidad entre los sollozos que se alargan más de lo que esperaba.
Quisiera caminar lejos, creo que es lo que voy hacer ahora mismo. Salgo a la puerta que da a la calle y miro a los dos lados como para decidir a que lado ir. Pero esta decisión me está tomando demasiado tiempo y me empiezo a desesperar. Cierro los ojos para no pensar en ello y caminar hacia el lado que mire primero, los pies van donde miro primero y hago lo mismo el resto del gran paseo que estoy dando. Antes de salir había sacado mi walkman del velador junto con unas cintas que todavía no sé de qué son. Una de ellas es de unas grabaciones que hice de la radio en el mismo walkman, y la otra de unas selecciones que hice de mis cassettes originales, creo que tiene un poco de Nirvana en umpluged (como para subir el ánimo), mucho de los Depeche Mode, y para variar, algunas de las canciones lentas de Prince, que encuentro geniales y que por cierto todavía no traduzco.
Cuando me doy cuenta estoy llegando a la que llaman ahora Centro cultural Mapocho y que hace mucho tiempo atrás no era más que una estación de trenes. Creo que llevo caminando un poco menos de una hora porque camino más o menos rápido, eso lo sé porque en recorrer esta distancia el micro se demora cerca de veinte minutos. El ruido empieza a molestarme, y aquí es demasiado, así que camino por una de las orillas del gran río que parte esta ciudad, y aunque ya veo venir que finalmente voy a terminar acostado en el pasto del parque Forestal, no lo evito...
Aquí recostado, mirando las ramas de los árboles que casi ya no tienen hojas porque las van dejando caer sobre el pasto seco. Es un poco incomodo el estar aquí, en verano parece que no molestara el pasto bajo el cuerpo. Aún así, me quedo un buen rato, creo que todo sería mejor si me enterrara bajo el pasto.
Al despertar, con el walkman a todo volumen tocando Everybody Hurt de los REM, me estiro sobre el pasto y suena por lo seco que está. Unas lágrimas secas me molestan en la cara y me las limpio rogando que no quede manchada como cuando las minas se ponen llorar y les queda todo corrido el maquillaje.
Caminando de un lado a otro. Las calles parecen todas iguales, las calles llevan a algún lado. Solamente que quisiera saber, ¿a dónde lleva ésta?.
Paro en alguna esquina cuando el semáforo ilumina el rojo. Mientras espero, me parece verme convertido en una hormiga tratando de cruzar la avenida antes de que la luz del semáforo cambie de color.
La gente empieza a empujarme casi atropellándome cuando la luz cambia a verde, estaba estorbando la carrera contra el tiempo, las personas vagan por ellas sin ver a nadie, no sé por qué me quejo, si tampoco me importan. Así que, vuelvo a caminar, doy algunos pasos y me siento perdido, pienso en lo que había imaginado y me pregunto si lo hubiera logrado. Después de todo lo que importa es el aquí y el ahora. Hay que vivirlo porque después no importará. Total, nuestra existencia peligra por la destrucción ambiental, ahora tomar un baño de sol es tan arriesgado como el sexo sin protección. Al final, eres un perdedor y no te das cuenta, no tienes nada que perder porque eres pobre, vives con tus viejos, trabajas extra para pagar las deudas que te dejan el montón de tarjetas de crédito que tienes. La vida es solamente inconformismo, trato de sobrevivir en un mundo que no lo permite. O tal vez, ¿será que yo no lo permito? Quizás, me quiero morir y no me doy cuenta...